Es que tengo un trabajo, donde llega un momento en que lo
único que queda por hacer para no dejar de respirar por falta de estimulo, es
pensar.
Entonces inevitablemente armo los disparates y las tonterías
mas variopintas, y al pensarlas tantas veces termino creyendo que son grandes
ideas, dignas del bronce, pero nada de eso, solo son ínfimas y casi
inexistentes partículas de felicidad, estiradas hasta el infinito.
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